Rafael carreras me revienta el culo
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Me he encontrado con tantos hombres que me han dejado con ganas, pero Rafael Carreras es uno de esos pocos que me han hecho sentir vivo. Su presencia es como una descarga eléctrica que te hace palpitar. Me acuerdo de la primera vez que lo vi, en un club nocturno donde la música era tan fuerte que apenas podías oírte a ti mismo pensar. Pero en ese momento, solo había una cosa que importaba: la forma en que me miraba.
Esa mirada era como un toque directo en la piel, un estimulante que te hacía sentir que estabas listo para cualquier cosa. Y cuando se acercó a mí, supe que estaba en problemas. No en problemas, sino en un estado de alerta, listo para saltar en cualquier momento. Su voz era suave, pero su toque era firme, como si estuviera diciéndome que era hora de dejar de jugar y empezar a jugar en serio.
Ese fue el comienzo de una noche que nunca olvidaré. La forma en que me tomó de la mano, la forma en que me miró a los ojos, la forma en que me llevó a un rincón oscuro y cerrado. Me sentí como si estuviera viviendo una fantasía, como si estuviera en un sueño que nunca quería despertar.
Pero lo que más recuerdo es la forma en que me hizo sentir. Me hizo sentir como si fuera el único hombre en el mundo, como si todo lo demás se hubiera detenido y solo existiera él y yo. Me hizo sentir vivo, me hizo sentir como si mi corazón estuviera latiendo a mil por hora.
Y cuando finalmente nos dejamos llevar por el placer, fue como si el mundo se hubiera detenido. No recuerdo nada más, solo el ruido de mi respiración agitada y la sensación de que mi cuerpo se estaba derrumbando. Fue como si hubiera encontrado a mi alma gemela, como si hubiera encontrado al hombre que me hacía sentir vivo.
Esa noche me dejó con ganas, pero no solo de sexo. Me dejó con ganas de vivir, de sentir, de explorar. Me dejó con ganas de encontrar a alguien que me haga sentir como lo hizo Rafael Carreras. Y aunque no lo haya vuelto a ver desde entonces, sé que siempre será un recuerdo que me hará sonreír, un recuerdo que me hará sentir vivo.
Esa mirada era como un toque directo en la piel, un estimulante que te hacía sentir que estabas listo para cualquier cosa. Y cuando se acercó a mí, supe que estaba en problemas. No en problemas, sino en un estado de alerta, listo para saltar en cualquier momento. Su voz era suave, pero su toque era firme, como si estuviera diciéndome que era hora de dejar de jugar y empezar a jugar en serio.
Ese fue el comienzo de una noche que nunca olvidaré. La forma en que me tomó de la mano, la forma en que me miró a los ojos, la forma en que me llevó a un rincón oscuro y cerrado. Me sentí como si estuviera viviendo una fantasía, como si estuviera en un sueño que nunca quería despertar.
Pero lo que más recuerdo es la forma en que me hizo sentir. Me hizo sentir como si fuera el único hombre en el mundo, como si todo lo demás se hubiera detenido y solo existiera él y yo. Me hizo sentir vivo, me hizo sentir como si mi corazón estuviera latiendo a mil por hora.
Y cuando finalmente nos dejamos llevar por el placer, fue como si el mundo se hubiera detenido. No recuerdo nada más, solo el ruido de mi respiración agitada y la sensación de que mi cuerpo se estaba derrumbando. Fue como si hubiera encontrado a mi alma gemela, como si hubiera encontrado al hombre que me hacía sentir vivo.
Esa noche me dejó con ganas, pero no solo de sexo. Me dejó con ganas de vivir, de sentir, de explorar. Me dejó con ganas de encontrar a alguien que me haga sentir como lo hizo Rafael Carreras. Y aunque no lo haya vuelto a ver desde entonces, sé que siempre será un recuerdo que me hará sonreír, un recuerdo que me hará sentir vivo.
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